Entrenamiento de «Botargas» en Japón, mas serio de lo que parece


En un estudio en Tokio, seis hombres y mujeres de entre 20 y 50 años están bailando con la música. Después de una hora su instructora, Choko Ohira, les dice que es tiempo y comienzan a ponerse los trajes de carácter, mejor conocidos como «Botargas». De repente, el estado de ánimo ha cambiado, los seres humanos son sustituidos por un cerdo de dibujos animados, gorilas, conejos y otros personajes haciendo movimientos kawaii.

«Señor Gorila, mire esta pose», dice Ohira. Ella se refiere a los ejecutantes ahora por la imagen de sus trajes en lugar de su nombre propio. Esta escena tuvo lugar en una escuela operada por Choko Group, una empresa en Tama (Tokio), que ofrece lecciones sobre cómo llevar a cabo actuaciones con trajes de carácter, renta los disfraces y organiza eventos relacionados.

Las razones por la que las personas vienen aquí son muy variadas. Un hombre de 52 años de Tokio comenzó a tomar lecciones hace un año y medio porque quería hacer algo fuera de lo común: «Me gusta porque es como ser un niño otra vez», dice. Un hombre de 23 años de edad comenzó a tomar clases después de un trabajo temporal donde usaba una botarga en una tienda de artículos electrónicos y decidió que quería aprender a representar profesionalmente esa actividad en un trabajo futuro. Una mujer de 39 años de edad que trabaja como diseñadora de carteles y de vez en cuando hace trajes para mascotas para eventos dice, «Estoy contenta cuando los niños se acercan a mí y llaman a mi personaje «kawaii».

Cada mes, Choko Group realiza un evento de un día en el que sus alumnos tienen la oportunidad de adaptarse e interactuar con los niños del público. Desde el verano pasado, los lugares para el evento han sido completamente reservados.Para los cursos regulares también se ha visto aumentar de dos a tres estudiantes por clase desde el año pasado. Las solicitudes de confección de botargas también se ha incrementado debido a la calidad del producto, llegando a producir hasta disfraces que cuentan con una cámara externa que envía video a una pantalla en el interior.

«El usar la botarga le otorga a las personas que no tienen confianza en su apariencia o en su voz la oportunidad de expresarse de una manera nueva y diferente», dice Ohira. «Incluso los fans adultos hablan con las mascotas»,»Los disfraces no son sólo para niños. Incluso los adultos pueden disfrutar de ellos».

La prefectura de Saitama ha mostrado un entusiasmo particular para las botargas. En noviembre de 2008, la división de turismo de la ciudad formó un grupo oficial de mascotas para los gobiernos municipales a través de la prefectura. Alrededor de 60 mascotas integran el grupo, siendo «Kobaton» la mascota lider. Su labor es fundamental como parte de las relaciones públicas así como para eventos oficiales de gobierno.

Kazuko Nimiya, un crítico bien informado acerca de la cultura de personaje de ficción dice: «Las empresas privadas y organismos públicos comenzaron a usar las botargas para publicidad desde hace 15 años. Al principio los personajes eran como las ilustraciones de dos dimensiones, pero hace apenas unos cinco años que comenzaron a hacerse en la forma tridimensional que ya todos conocemos».

Nimiya sugiere que una mascota llamada Hikonyan – un gato que lleva un casco de samurai rojo, creado en 2006 en conmemoración del 400 aniversario de la fundación del castillo de Hikone en la prefectura de Shiga – fue el precursor de la tendencia en tres dimensiones y a partir de ahí adquirió mucha popularidad.

Nimiya señala que en los eventos, los stands que cuentan con botargas atraen a más visitantes que los que no tienen.

«Los personajes lucen lindos cuando se mueven entre las personas, por lo que es muy apropiado para la publicidad. Además, vestidos con esos trajes, las personas dentro de ellos pueden satisfacer su deseo de transformarse y ser aceptados sin tener en cuenta la forma del cuerpo o de género, por lo que muy probablemente esa sea la razón por la cual ha aumentado el número de personas que quieren probar dicha experiencia».

Fuente: Mainichi Shinbum,Mariko Sakaki