El «Hina matsuri» (Primer Domingo de Marzo)


El «Festival de las niñas» o «Fiesta de las muñecas» y que se celebra el día 3 de Marzo, en este día se le pide a los dioses felicidad y salud para las niñas, y se realiza algún ritual como el de que las niñas coman “Hina-arare” y “Hishimochi” que son ambos unos dulces de arroz ademas de beber “Shirozake” y comer algo de “Sushi”, realizando todo esto se supone que las niñas conseguirán felicidad y salud.
Este fué el resumen, pero para l@s que les gustaría aprender un poco más sobre el orígen de esta costumbre tendrémos que hacer algo de historia.

Durante el Periodo Heian  (794-1185) la gente hacía muñecas de paja o de papel, y creían que podían traspasarles su mala suerte y sus pecados, en un ritual de purificación. Luego las dejaban flotar río abajo hasta que desaparecían, junto con ofrendas de alimentos, flores, etc.. El rito, nagashi bina, todavía se celebra en la ciudad de Tottori y las prefecturas de Gifu, Wakayama y Tokushima.
Empezó a extenderse entre las mujeres de la corte, la moda de hacer colecciones de muñecas con las que jugaba, hina asobi. Poco a poco se extendió la costumbre a las clases bajas.
En el Periodo Edo (1603-1868) las dos costumbres se habían fusionado y, hacia el 3 de marzo, en las casas se celebraba el Hina Matsuri, la Fiesta de las Muñecas, dedicada sobre todo a las niñas de cada casa. Hoy en día el significado religioso se ha perdido, pero cada año se hace la exposición de las muñecas en una pequeña grada de siete escalones, número de buena suerte, cubiertos con una tela roja y fondo dorado, usualmente un biombo, representando la Corte Imperial en el Periodo Heian.

La colección completa, hina ningyo, consta del Emperador y la Emperatriz, Dairibina o Dairi-sama, vestidos con las mismas ropas que hoy en día llevan en ocasión de una boda imperial, él con el sombrero negro lacado y el abanico y ella con el junitoe, el kimono de doce capas y la corona con adornos de coral; tres damas de la Corte, sanninkanjo; dos ministros, el de la Derecha y la Izquierda, representados por un anciano y un joven, zuijin, que llevan a veces arco y flechas; cinco músicos, goninbayashi, con sus instrumentos para interpretar música de teatro Nô, todos en sus trajes tradicionales; tres servidores, sannin shitei, llevan un parasol, un sombrero y los zapatos del emperador. Según costumbre algunas de las muñecas pueden cambiar en sus funciones, introduciéndose, por ejemplo, los guardianes, eji. Se completa con un pequeño melocotonero y un naranjo dispuestos a cada lado del escalón inferior, para representar los jardines del palacio imperial. Pueden añadirse algunos complementos como servicio de té, ochadogu, y sake; un palanquin; un carro; mueble con espejo para maquillaje y aseo; muebles para guardar ropa y útiles personales,  hechos de madera y lacados en negro y oro; linternas de seda o papel, bombori. En tiempos pasados, cuando una mujer se casaba llevaba a casa de su marido sus pertenencias que coinciden en líneas generales con las que aquí se reproducen.
Estas colecciones son confeccionadas por artesanos especializados y pueden alcanzar precios extraordinarios, varios cientos de miles de yenes, aunque obviamente hay colecciones más accesibles que pueden comprarse en grandes almacenes a precios inferiores. Están hechas con madera de kiri, paulonia, y paja. Las caras tienen gran realismo en la expresión al que contribuyen sin duda los ojos de cristal fino. Para el pelo se utiliza seda, pelo humano o pelo de caballo. Los kimonos están confeccionados con sedas de calidad.

A veces forman parte del ajuar de una recién casada, pasando de madres a hijas y los parientes y amigos íntimos, regalan una colección completa o un dairibina a cada niña en su primer Hina Matsuri.
Unos diez días antes de la fiesta, la colección se sitúa en la habitación más importante de la casa, aunque se tenga que desplazar el televisor o algunos muebles, y la niña invita a sus amistades y toman unas meriendas exquisitas mientras admiran las muñecas. Una bebida dulce, shirozake, con bajo grado de alcohol, se ofrece a las muñecas expuestas y a los invitados. Como siempre los japoneses gustan de lo simbólico: el mochi moldeado en forma de diamante que se ofrece ante las muñecas, hishi mochi, es de tres colores, rojo, blanco y verde, representando el florecimiento de los melocotoneros, la nieve que aún corona las montañas y los brotes de hierba que despuntan en los campos. Hay una gran variedad de dulces en forma de fruta, como pastelitos, etc. Tambien se toma osekihan, hecho con arroz y judias rojas o arroz frito, arare, y sopas de almejas y sushi de mariscos.
Las niñas suelen  vestir sus kimonos y encima una especie de chaquetilla o hifu. Es ocasión de las mejores galas y arreglo.
Al cabo de una semana o dos debe desmontarse la exposición y guardarse en su cajas de madera, con todo cuidado, junto al resto de los objetos de valor tradicional de la familia, si no se quiere que la mala suerte se apodere de las muñecas y los moradores de la casa, especialmente las niñas, malogrando un buen matrimonio, por ejemplo.
Por otra parte, se celebra también la floración de los melocotoneros, que tiene lugar en realidad a principios de abril. Junto a las muñecas se ponen también flores de melocotonero, representándola felicidad en el matrimonio y las virtudes femeninas, como gracia y ternura, compostura, tranquilidad, viniendo a fundirse ambas tradiciones, Momo no sekku y Hina Matsuri, en una sola.