Estudiar y capacitarse en Japón es mas facil para l@s Nikkei


Hoy, ya no es inusual que los nikkeis de América Latina vayan a estudiar al Japón pues además de la beca que otorga a los estudiantes extranjeros el Ministerio de Educación de Japón existen otras que son específicamente para los nikkei, como el de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón – JICA, de las Prefecturas (Kempi Ryugaku) y la que desde hace algunos años está vigente que es la de Nihon Zaidan (Nippon Foundation). Al año llegan cerca de 200 becarios nikkei que van a realizar alguna capacitación en su especialidad y para ingresar a carreras de grado y a posgrados de las universidades.

De todos modos se podría decir que los nikkeis son muy afortunados por las consideraciones que tiene el gobierno de Japón hacia sus compatriotas inmigrantes y sus descendientes, pues aun no siendo graduados universitarios pueden en su especialidad o ámbito laboral acceder, aunque fuere a cursos cortos, a becas de perfeccionamiento en el Japón. Los que son maestros de idioma japonés en la colectividad local también tienen esta posibilidad de capacitarse en este país. A este efecto se observa últimamente a becarios que ya han venido varias veces por otros programas de becas y otro grupo de jóvenes que son por primera vez y generalmente tienen muy poco dominio del idioma japonés.

Desde luego que casi todos van a capacitarse en alguna especialidad y ampliar sus conocimientos y profundizar su comprensión sobre la cultura y la sociedad japonesa, y los que tienen familiares aprovechan la oportunidad de reencontrarse.

Cabe destacar que desde mediados de los ochenta cuando Japón se transforma en una verdadera potencia económica a nivel mundial, casi todas las Prefecturas y algunos Municipios también implementaron programas de becas, algunas de las cuales a través de sus paisanos residentes en el exterior ofrecieron un plan de estudio de casi 1 año a los descendientes nikkei.

Sin embargo, por la poca transparencia en la selección de los candidatos, la falta de nivel y requisito de los becarios elegidos y las inapropiadas conductas de algunos provocaron que algunas Prefecturas reduzcan sus cupos o eliminen totalmente este tipo de becas. A este efecto, es oportuno reflexionar si estas becas han promovido la mutua comprensión entre los países, si han servido para transferir tecnología o conocimientos al país, si han contribuído en presentar la diversas facetas de Japón en los países donde han sido oriundos los becarios, etc.

Seguramente la respuesta es que tanto de manera directa o indirecta los resultados han sido más positivos que negativos y como suele ser en estos casos es muy posible que en lugares no muy visibles los nikkei han y están retribuyendo su experiencia en bien de la sociedad local, y los que por alguna razón han retornado al Japón estarán ofreciendo sus aptitudes, a nivel laboral y social, en facilitar la comunicación intercultural dentro de la sociedad japonesa.

Sin embargo, la otra cara es que, a medida que avanzan las generaciones y el mestizaje con nativos descendientes de otras nacionalidades, el interés por estudiar en el Japón ha ido declinando. No son poco los nikkei que se casan con nativas/os y por ende la importancia que le dan el aprendizaje del idioma japonés a sus hijos varía e incluso sus lazos con el Japón también se va alejando un poco.

Aunque mantengan su admiración por el país de sus ancestros, por temas culturales como el manga y el anime, el wadaiko (tambor tradicional japonés), el eisa (danza y tambor tradicional de Okinawa), ya no es usual, al menos en los más jóvenes, que en base a sus raíces retomen la fuerte identidad heredada por los padres o abuelos inmigrantes y en base a ello mantengan un lazo espiritual con el Japón. Desde luego que puede haber excepciones, pero eso ya no es tan habitual como antes.

En casi todos los casos para cualquier estudiante la posibilidad de estudiar en el exterior es un enorme anhelo y, si lo logra, esa experiencia puede significar un fuerte impacto en sus pensamientos, en su filosofía de vida, etc. En lo académico es muy posible que descubra y redescubra nuevos conocimientos y en lo socio-cultural implique muchos encuentros con personas de otras latitudes, otras razas y etnicas, hasta ese entonces con muy poco o nula relación. Es por eso que cuando uno estudia fuera del país atraviesa momentos en donde revaloriza lo suyo, sus valores y tradiciones, su visión de la historia, los valores sociales y costumbres, como así también hay momentos en que los rechaza o los cuestiona. De aquí la riqueza de este tipo de experiencias.

En el caso de los nikkei, por su descendencia japonesa, es muy posible que puedan comprender mejor la presencia de los ancestros en la vida de todos los días y los sentimientos de nostalgia que sus padres y abuelos inmigrantes sintieron por su patria cuando estaban en el exterior y no podían retornar. Y desde luego, sufre cambios internos en su visión sobre el Japón, tanto de los aspectos positivos como negativos.

También se puede observar en los sansei (descendientes de tercera generación) y yonsei (de cuarta generación) que aunque no comprenden mucho el idioma japonés suelen asumir y valorar tanto las bellezas del Japón como las diversas manifestaciones culturales de este país de una manera más natural, sin prejuicios y valoraciones previas. Pero también están los otros que se aferran a sus valores y preconceptos de origen, critican sin mucho fundamento y rechazan lo que ven sin intentar siquiera comprender lo que hay en la sociedad japonesa. Son excesivamente nostálgicos y manifiestan este tipo de conductas de manera muy directa durante su estadía en Japón.