Trabajadores extranjeros en Japón siguen siendo «inexistentes»


Los trabajadores extranjeros en Japón se ven cada vez más como un recurso valioso en medio de la disminución de la tasa de natalidad y la creciente población de ancianos. Sin embargo, los recientes titulares de los medios de comunicación expresan su preocupación por la afluencia de inmigrantes.

«¿Deberíamos aceptar inmigrantes?», preguntó una publicación. Otra se preocupó expresando, «¿Qué pasará si los extranjeros se convierten en nuestros jefes?».

La realidad es que el número de trabajadores extranjeros es de más de 1 millón, así que los japoneses están cada vez más en contacto con extranjeros en su vida cotidiana, por lo que ya no son una «presencia invisible».

El ministerio de justicia informó en enero pasado que los extranjeros que trabajan en Japón contabilizaron un total de 1,083,769 personas hasta finales de octubre del 2016.

Publicaciones especializadas en economía, como Nikkei Business o Weekly Toyo Keizai, han publicado artículos relacionados con la inmigración y los trabajadores extranjeros.

Un punto álgido entre esos artículos es la existencia de trabajadores extranjeros que trabajan bajo un estatus similar a «mano de obra no calificada», lo cual en principio, no está permitido en Japón.

El ministerio de justicia dice que no hay reglas y definiciones relativas a la inmigración en su legislación, por lo tanto, Japón acepta a los inmigrantes bajo el título de «pasantes técnicos internos», quienes compartirán los conocimientos y la tecnología adquirida cuando regresen a su país de origen, o como «estudiantes extranjeros», en lugar de aceptarlos como trabajadores no calificados.

Un artículo en la edición de junio de la revista mensual de negocios Wedge fue titulado, «Antes de que nos hayamos dado cuenta, Japón se habrá convertido en una nación de inmigrantes».

El artículo analiza la situación en la que los estudiantes extranjeros trabajan en las granjas, en las fábricas y en la industria de servicios, como en los hoteles siendo personal de limpieza, mientras incentivan a las comunidades locales a que acepten a los inmigrantes como medida para detener el declive de su población económicamente activa.

«Cuando estamos en Tokyo, es difícil de notarlo, pero la escasez de mano de obra local es tan grave que algunas áreas no tienen otra opción que aceptar a inmigrantes», dijo Shinya Shiokawa, redactora en jefe de Wedge. «Uno puede ser apático hacia ellos».

Aunque se ha discutido la aceptación de inmigrantes, es más probable que los trabajadores extranjeros trabajen sólo en restaurantes o tiendas de conveniencia de las áreas urbanas.

Es común observar en las tiendas de conveniencia de las ciudades niponas a personal extranjero

«A los extranjeros o a las personas que tienen raíces en países de ultramar se les trata como si no existieran, aunque ya están presentes en la sociedad japonesa», dijo Hiroshi Komai, profesor emérito de la Universidad Hitotsubashi, especializado en sociología internacional.

Hasta la década de 1950, Japón era una nación que enviaba inmigrantes a América del Sur y otros países. En la década de 1980, en medio de su moneda en ascenso y la burbuja económica de la nación, Japón registró una gran afluencia de extranjeros.

En el 2006, el ministerio de asuntos internos elaboró ​​un plan para facilitar la diversidad en las comunidades locales.

Mientras que el gobierno central prohibió a los inmigrantes emplearse en trabajos poco calificados, les permitió trabajar bajo el título de «aprendices» en los puestos de trabajo. Komai dijo que los gobiernos locales y organizaciones sin fines de lucro han tomado la iniciativa en la aceptación de los inmigrantes y fomentar el multiculturalismo en la sociedad.

«El gobierno central ha tratado sistemáticamente a los trabajadores inmigrantes como -entes que están presentes, pero que no existen-, pero dicha medida ya ha mostrado sus limitaciones», dijo Komai.

En el mundo de la literatura, los inmigrantes ocupan un lugar prominente en otros países. En Japón, sin embargo, la presencia de inmigrantes en la literatura no es tan común, como por ejemplo, las novelas temáticas sobre «inmigrantes que llegan a Japón» son extremadamente raras.

«Hay muchas novelas de misterio en el extranjero que tratan temas de inmigración», dijo Fuyuki Ikegami, un crítico literario. «Pero en Japón, tal vez porque no ha aceptado política y socialmente a los inmigrantes, el tema no puede ser tan fácilmente utilizado y madurado en una historia».

Sin embargo, hay signos de cambio. Novelas como «i», escritas por Kanako Nishi en 2016, y Yuzaburo Otokawa con «RS Villasenor», en 2017, describen a inmigrantes procedentes de otros países. Este último es la historia de la hija de un hombre de Filipinas que trae la artesanía tradicional de teñido filipina al arte tradicional japonés.

«Al describir la integración cultural, aborda con tacto la cuestión de la inmigración como un tema de una manera natural», dijo Ikegami. Hiroshi Tanaka, profesor emérito de la Universidad Hitotsubashi que se especializa en las relaciones Japón-Asia, dijo que la existencia de un «dogma de la nacionalidad» en la sociedad japonesa es una barrera.

«Los japoneses tienen una fuerte creencia de que la sociedad japonesa existe solo para las personas que tienen la ciudadanía japonesa», dijo. «La duración de residencia en Japón no importa, y la gente que no sea japonesa no puede ser admitida como miembro de la sociedad».

Tanaka dijo que lo más importante ahora es aceptar  que «la sociedad existe especialmente para las personas que viven allí. Si residen allí, las personas deben ser tratadas de la misma manera, aunque provengan de otros países o que no tengan raíces en Japón. Pero ese sentido es todavía débil en la sociedad nipona, y tenemos que cambiar eso», dijo.

Fuente: AS/YEA